lunes, diciembre 14, 2009

A L´ intérieur (Inside) de A. Bustillo y J. Maury


Una vez fuera de las profundas aguas, salido de las sombras, expuesto a los vientos del este oeste nórdico y cósmico, las andanzas y caminos recorridos de las almas siguen una trayectoria, a veces forzada por la nulidad del destino y la condena a la putrefacción absoluta en el universo. Un aislamiento que fue provocado por un ente que causa extrañeza por lo desconocido, porque no existe, y que causa la impotencia de no tener destino y a su vez la larga nostalgia de no poder volver a ese lejano origen. Ese origen en el que se encuentra ese delicioso ambiente, bajo las profundas y doradas aguas, en la sombra infinita, del amor y el sentimiento eterno.

Es el hijo de Sara en A L´ intérieur, que en las hifas de pálidos vientos sobre aisladas carreteras, experimenta la horrible irrupción de su perfecto y protegido ambiente dorado, tras un accidente de auto en que su madre resulta gravemente herida y su esposo muerto tras el choque. Bajo los hirvientes metales y viscosos charcos de sangre, la muerte del esposo de Sara se manifiesta, produciendo la unión de destinos, irreversible e imposible de evitar, entre Sara y la persona del otro coche. Una unión invisible, que se revelará en un espacio temporal próximo, y que conllevará a un palpable festín de muerte y desolación.


Y es que tras unos meses del accidente, los recuerdos del amado de Sara golpean como fríos pasteles en su conciencia, de una mujer en perfecto estado físico pero destruido estado emocional, con un único fin de supervivencia; El lazo de protección y compromiso entre ella y su hijo en su interior. Un evidente zombie andante, que solo esta de pie para dar a luz y por mientras proteger al ser dentro de ella, viviendo bajo una tensión constante dada por el ambiente terrenal externo el que llega a su clímax cuando el destino revuelque todo su egoísmo y abandono bajo la morada de Sara, en las inocentes vísperas de navidad….


…Un soponcio general, en el que giran la inocencia, la sobriedad y lucidez, solamente los buenos recuerdos y el olvido de la maldad, la perfección de la felicidad, el que no es mas que un disfraz de la misma. En medio de este mundo, están los micromundos, las tragedias personales que niegan la igualdad mostrada por los medios. La neutralidad y maldita normalidad de navidad es destruida y opacada por estas instancias de realidad sin filtros, que a su vez son discriminadas por el entorno, como verdaderos seres extraordinarios que merecen ser exterminados y anulados.

Es en aquel día de navidad, en el que un grupo de policías ocupados en reprimir manifestaciones y protestas, reciben una llamada de Sara, preocupada de una mujer asechando su hogar. La llegada de los uniformados y el supuesto resguardo a su morada, no sirven para que esta mujer externa, devuelta por el destino, por la muerte tras el choque que le quito la vida al esposo de Sara, en la noche de navidad de la soledad y la desesperanza, de abasto a un escenario infernal; Una esquizofrenia en el oxigeno metálico, un lugar donde los anhelos, los objetivos de vida, las frustraciones, los buenos recuerdos, e incluso las razones de porque se esta allí, todo se olvida, para vivir el momento mismo, el que esta basado en el rápido desvanecimiento de todo.

Como el papel que se consume tras el fuego, como un negro orificio que absorbe todo y en el que no existen las palabras, no existe la compasión, el raciocinio, el discernimiento, la moral. No existen las matemáticas ni el lenguaje. Es la nada, la bella perfección y el verdadero paraíso y falso engaño de infierno.



La idea de vida como un eterno Carpe diem, como un choque constante con la realidad, desafiando al todo, se anula cuando el destino no sabe que hacer con ciertas personas. Estas, cuando piensan demasiado en sueños y anhelos difíciles de cumplir, cuando piensan en cosas demasiado bellas, demasiado utópicas y maravillosas, a veces en la realidad palpable estas cosas pensadas no suceden. Entonces mejor no pensar en esos anhelos y cosas bellas, y si pensar en lo contrario, en cosas malas, para que así sucedan las cosas buenas. Pero, las probabilidades de hechos de un suceso son demasiadas, con lo que al pensar en cosas malas solo se da abasto a ciertas probabilidades de sucesos. Con lo que estas cosas malas, igual suceden. Entonces, no se piensa en nada, eliminando el sueño y viviendo solo el precente absoluto.

Es aquí cuando, la determinación de esta opción que resulto de la no aceptación de la realidad, de correr y huir del destino, resulta el abandono del mismo; La desesperación por un hecho, en A L´ intérieur por la anhelada protección de un ser creado, busca como opciones la anulación del destino. Hundiéndose en un cráter infinito, en un precipicio sin fondo, en un vórtice de amargura en el que al final se encuentra la muerte. Una muerte absoluta, sin espectros visibles y sin vacío.


A L´ intérieur, como un hígado cubierto de mil capas de membrana, esconde la verdadera felicidad de la existencia en el Nul-O, la muerte del todo. La macabridad anterior para lograr este suceso, hace remontarse a los orígenes de la materia, en los violentos choques entre átomos, fusiones y choques eléctricos y en la historia de la realidad. Pero es esta gran construcción llamada “realidad”, la que oculta y esta terminando por destruir la esencia de la vida. Una esencia que aparece de vez en cuando, por actos que siguen una sucesión incierta, que se encuentran sobre el espiral de la muerte. Adentro, esta la protección, el ideal. Es adentro en donde todo debería tender. Adentro, es donde ya estuvimos, pero nunca, en toda nuestra existencia, se volverá a estar. Dentro de la eterna condena de la falsa vida corrompida…




"Ningún niño puede aprender a vivir si no acumula recuerdos
Ningún ser humano puede vivir si no sabe qué guarda en la memoria"


“Kinder”, F.Bernardi y A.Harcha Cortés

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