lunes, enero 10, 2011

Electrónica. Y reflexiones sobre la música actual




"Y recoge hasta que el tiempo y los tiempos acaben las plateadas manzanas de la luna, las doradas manzanas del sol"

W. W. Yeats

Positrones en la brisa

Érase Crotona, Grecia, siglo VI A.C. y la llamada “Comunidad Pitagórica”. Un centro de enseñanza dirigido por el mismo Pitágoras y que en su desarrollo rápidamente se distinguieron, en general, 2 clases de jóvenes y adultos pensadores: Los matemáticos y los acusmáticos. Estos últimos solo aprendían de sentencias orales y de creencias varias, mientras que los matemáticos de pruebas y demostraciones científicas. De aquí, la leyenda sobre algunas clases de Pitágoras a sus estudiantes, donde ponía una cortina de hierro frente a el, de manera que los que presencien su clase solamente las escuchen y no lo vean a el físicamente.

Y es que una forma de mirar la perfección, en post de obtener una recepción directa y por sobre todo pura del mensaje/información (en esto tan fundamental que es la comunicación) es a partir de lo acusmático. Es decir, la eliminación total del lenguaje corporal, reduciendo elementos e influencias emotivas que nazcan por la situación o instancia a partir de la consciencia humana y de esta forma haciendo llegar a la materia “viva” solamente la acción de por si; Que en este caso es el sonido y como veremos más adelante, la música.



En intima relación con la narración anterior, la música acusmática la definió por primera vez el francés Jérôme Peignot (escritor, activista y pensador del siglo XX) en conjunto con Pierre Schaeffer, como aquella en que no se conoce la causa de su ejecución o bien un sonido imaginario (eliminación de lo visual). La música concreta impulsada por el segundo autor mencionado y artistas como Edgar Varese, los avances hacia sonidos emitidos de señales electrónicas y no de fuentes acústicas en los 50´ en Colonia, la música electroacústica y distintas obras experimentales electrónicas, se basaron en el concepto de música acusmática y se desarrollaron desde inicios hasta mediados del siglo XX formando una fuerte base de lo que se entiende hoy en día por música electrónica.

En su desarrollo, siempre (y hasta el día de hoy) la pregunta acerca de la función musical fue preponderante. ¿Existén las funciones musicales?, es lo que se preguntan obras como Autobahn de Kraftwerk o Resurrection de Tangerine Dream en los años setenta, de pleno desarrollo en la hibridación de la electrónica con el rock, el pop y la música popular mundial. Estos temas pueden ser puestos en un ascensor, en una pista de baile, en un almuerzo y en una multitud de instancias.

Por esto se podría decir que son los comportamientos mentales y físicos, ya sea de un individuo o el mismo sumergido en una agrupación, los que mediatizan la experiencia. Para algunos géneros de electrónica como la electroacústica, esto es un poco más que el propósito musical. Como al escuchar alguna de las obras del autor chileno José Vicente Asuar, las que poseen un rango infinito de instancias e interpretaciones, pero que en una condición humano/subjetivo y emocional es limitada. Es tal vez aquella la pureza del mensaje que nos quieren transmitir algunos compositores de música electrónica, aquella que se hablaba en Grecia y que es emulada en un nuevo contexto.

Lo vivo y lo muerto


La música electrónica siempre será algo no hecho de manera directa por el ser humano, en relación y concordancia directa con lo acusmático. A pesar de ser algo concreto y que para los compositores no se parece a la obra que están pensando, sino que “es” la obra que están pensando, no deja de ser relevante el hecho que es la misma maquina la que crea y forma el sonido. Podría decirse que al igual que el cinematógrafo, las maquinas a partir se hace música electrónica tienen voluntad propia. Logrando así un universo musical abstracto y separado de lo real o orgánico, considerando real aquellos sonidos no realizados por la maquina.

Ahora bien, esta frontera entre lo orgánico e inorgánico cada vez es más indistinguible. Puede que los cambios influenciados por el sistema neoliberal, la cultura del exceso y las tecnologías, esas plomas astillas metalicas que se respiran prácticamente en la totalidad de la atsmofera terraquia, hayan ocacionado que los sentimientos a expresar a partir del arte de la música utilicen recursos que aboguen a lo abstracto y material como la electrónica. Pero que dejan de ser abstractos al traterse de la realidad misma cotidiana del dia a dia, superficial y en donde todos los sentimientos son programables y ejecutables en cualquier momento en algún código binario cercano.

Tanto lo orgánico como lo inorgánico son música y simplemente son formas de hacerla de manera diferente, e incluso con concepciones distintas pero que al final llegan a lo mismo que es la expresión del sentimiento y del propósito de la obra. También hay transiciones entre lo orgánico y lo inorgánico como lo que pasa con el sample. La el arte del sample, centrado en el hurto de la mas horrible calaña (visto para la sociedad), clasificada incluso como “no música”, totalmente transgresora en cuanto a respeto por el hoy en día inexistente derecho de autor, del supuesto respeto a la (¿originalidad?) armónica y a los bolsillos de los genios inventores de la armonía (para comprar un trocito de pan y agua de las alcantarillas!! Que terrible es la vida de los músicos).


El sample es una contradicción de la primera ley de la termodinámica: Se destruye una canción y se arma una nueva. No existe transformación, porque en el solo momento de tomar el estribillo de un tema y, por ejemplo, dejarlo en eterna repetición (loop) es eliminar la esencia original de la canción. Se llega a un concepto nuevo, una instancia nueva y finalmente, un propósito musical nuevo. Un cambio de contexto a favor de un cambio permanente de la melodía, eliminando y formando un nuevo autor a partir de la esencia pre hecha. Un nuevo mensaje al arte, un aporte a la construcción musical global y el principal motor del hip hop o bien el motor de conciencia social a partir del arte que hace no hundirnos en la manipulación mediática o ese gigantesco monstruo llamado “Cultura occidental".



El argentino Mauricio Kagel y sus fundamentales aportes a la música electrónica en cuanto a expresión del sonido a partir de fuentes puramente eléctricas (señales eléctricas).


Jamaica, el dub y su fundamental influencia en el hip hop (vía el toasting) y la música electrónica popular en general.


Girl Talk: La sobreexpresión actual del sample.


La esencia del mundo

No solo los eventos musicales totalmente al aire libre y el canto popular en las calles y micros son los que proporcionan al ambiente la música: El tarareo de canciones por las personas, los silbidos, el llamado de una persona a otra, los pasos y trotes de las personas por la plaza y el asfalto, la industria, el motor de los autos, el choque del aire con la materia y un largo sin fin, son los que otorgan de sonidos a la vida y muerte, por supuesto considerando a el silencio, aquella eterna y perfecta sincronía musical.

Alguna vez, el filósofo alemán Friedrich Nietzsche indicó que la esencia de la vida es la música. Aquella energía que permanece en todo momento y que al acariciarla o agitarla resplandece y libera aureolas de vida. Algo que también se materializa en la misma naturaleza, donde se encuentran sonidos perfectos incluso demostrables científicamente vía teoría de las probabilidades como lo hizo el músico y arquitecto Iannis Xenakis. Sus demostraciones y luego sus proyecciones de ellas a la música, resultan en obras impactantes por su estructura armonica, donde se pueden destacar dos importantes elementos: - En la misma naturaleza se encuentran sonidos que pasan a ser música propiamente tal basándose en preceptos canonicos como las escalas armonicas, teniendo en concideracion que Xenakis tomo estos sonidos y demostró perfección armonica vía demostraciones matemáticas. Los sentimientos que evocan las composiciones de Xenakis, fuera de los propósitos musicales adicionales, son de angustia, soledad y oscuros pensamientos. Que deambulan por habitaciones de subjetivismo y nihilismo, nuevas y variantes emociones con formas de composición que rompen canones, de lo que debe y no debe ser una armonía.

Las formas de composición no tienen restricciones auto impuestas y esto es una premisa tácita en el siglo XXI.

Imagen del documental chileno "A tempo real".

Hoy en día prácticamente la música es algo colectivo, equitativo y para todos igual. Ya no existe la canción como algo sacro e intocable, inaccesible y para unos pocos; Esta en todas partes (y se puede hacer en todas partes, como se ve en el documental chileno “A tempo Real” o en "Step across the border" de Fred Frith), composiciones deambulan por todas partes y accesibles a todos, y se puede remezclar y hacer covers y hacer nueva música en todo momento (eliminación del autor). Como también, la presencia de trascendentales elementos en las mentes de algunos autores anónimos y contemporáneos, como la omnipresente experimentación y el abandono de la cuantificación (notas musicales, música -matemática, Van halen, Mozart, etc)....

…Y de esta manera se rompió la caja de Pandora. Forrada en tradiciones de platino y formalismos de adamantino y cuentan que se liberó la armonía hacia espacios prohibidos. Se liberó e inundo los países, las ciudades, las montañas, los terrenos fértiles e infértiles, los océanos, los ríos, las plazas, las calles, los pasajes, tu casa, tu cama, tus órganos internos y finalmente tu cerebro. De la misma forma que miles de organismos y sucesos sensacionales y revolucionarios suceden frente a nuestros ojos y por nuestro pobre desarrollo o percepción no somos capaces de verlos, la música esta sucediendo en todo momento; Como un Grifo durmiente, solo basta con acariciarlo para aparecer la fantasía, como rasgueos de la esencia de la vida. Lo acusmático y lo tangible se abraza para no separarse jamás.

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