Un Reino bajo la Luna
Los años pasan y la nostalgia ataca… más que por la desesperación de la
ancianidad y la parca de descanso eterno, por la fragilidad del alma humana. De
cómo en la nube eléctrica de conciencia se difunde en un espacio difusa y oscilante,
todo un anticiclón de Júpiter replicado en la personalidad, en la visión de
mundo. Enriqueciéndose con nuevas visiones y optando por nuevas, sin un orden jerárquico
más que la libertad misma y la evidencia de algunos de los aspectos de la
realidad en momentos inesperados e incontrolables. La nostalgia de mirar un
pasado con divertida tristeza, pero a su vez de rescatar esas visiones de mundo
y liberarlas en el momento inmediato. Convivir con ellas hasta el final, con
ellas, contigo, con todos, en un espacio bajo la luna explanado en dimensiones
libres absolutas.
Un reino bajo la luna (Moonrise Kingdom, 2012) es una cinta que trata
sobre la libertad pasada u observada y que se quiere traer devuelta al
contaminado mundo/sistema autoritario. La luna esta bajo una isla en Nueva Inglaterra
con personajes que se mueven como en una casa de muñecas, en una normalidad
corrompida por dos seres; Un chico (Sam) escoutista y una chica (Suzy) de
familia acomodada que participa del coro de la iglesia. Ambos emprenden un
viaje secreto fuera del centro neurálgico de la isla, los chicos inadaptados
que buscan un momento de libertad y reencuentro con su condición de ser vivo, empobrecida
en su sociedad local por la alienación de la costumbre desprevenida.
Una pequeña descripción de la isla.
Es este viaje el clímax de una vida de acumulación de disposiciones,
encerrada como una pajarilla. El viaje, aquella actitud nómade, la nulidad del
lugar concreto y por sobre todo, el real compartir; El compartir con otros
humanos, con otras vidas, con la naturaleza. El compartir en nuevos contextos, considerando
a los seres vivos como entes incompletos sin el ambiente. Como también los desafíos
del viaje, centrados únicamente en la relación de los que ejercen la acción,
donde es fundamental el apoyo mutuo de los chicos (las discusiones y llamados
de atención, la complejidad de las formas de operar distintas, en fin, todas
solucionables mediante la mera comunicación) y en donde juega un rol
fundamental la voluntad, escondida en todos en un recóndito lugar del alma.
Aquel viaje donde los problemas terminan siendo un compartir más, una aventura,
una ruptura de la vida normativa, desapareciendo la autoridad/compromisos
externos, quedando solo lo de los mismos viajeros.
¿Y cual es el lugar de viaje de estos pequeños (de cuerpo) seres de la
vida?, nada más que una playa de la isla en donde habitaron pueblos originarios
de la localidad…De manera que existe un alejamiento de la realidad normativa en
curso (y con jerarquías y autoridades definidas; La iglesia (en la que participa
la chica y en la que se trae obligados a todos), los scout (con sus costumbres
que se repiten una y otra vez, totalmente viciadas y en la que el jefe del
grupo evidencia tal vez demasiado tarde..), la familia (eliminación en el caso
del chico, que vive en una libertad mayor que ella sumergida en una tradicional
familia occidental), en la dinámica de amigos predeterminada (en donde no
existe el aceptamiento de amistados que rompen con el canon común de “persona”,
que realizan actividades predefinidas y no se emancipan a nuevas ni a indagar
en la realidad y con esto cuestionársela)). Y con este alejamiento, un
acercamiento a la memoria local social; No solo se vive del presente a lo largo
de la cinta, sino que también de la historicidad local, con esta se construye
también el presente, se toma como un elemento enriquecedor del mismo. Como
también se rescatan las formas de vidas anteriores, las disposiciones mucho más
libres, mucho más cercanas con la naturaleza, el compartir y el amor.
Ese habito de Sam de la cartografia, totalmente indagatorio de la
realidad, esa forma de ver el mundo intrínseca humana y que se pierde y consume
y elimina por la educación normativa, suplantándose por un compartir sin alma y
un desinterés por aquello que nos completa que es el ambiente. Y por el otro
lado están los binoculares de Suzy para ver a las personas más cerca..¿por
inseguridad y esa constante preocupación de conocerlas lo más posible de forma
inmediata (urgencia del conocer)? ¿O bien la curiosidad ante las personas (como
se comportan, espectador de la sociedad y sus chistosas conductas)?
En esta última a la fecha
película de Wes Anderson, manteniendo su tradicional estética, se establece con
mucha claridad un discurso de libertad, frente a personajes con vidas
frustradas y infelices, como la del policía personificada por el tradicional héroe
Bruce Willis, la del jefe de scout por Norton y la de una familia al punto de
ser disfuncional. Cada personaje podría ser
ejecutor de un instrumento musical, como se menciona tanto al inicio como al término
de la cinta. Que suenan por si solos, pero que tienen la posibilidad de
juntarse y sonar de forma coral. Es algo evidente, algo que hace referencia a
un momento cotidiano de la vida en curso, de esa cotidianeidad que parece obvia
pero que se ha ido perdiendo con el tiempo. De la libertad, de la individualidad
pero a su vez de la posibilidad totalmente viable y constante de formar una
colectividad y vivir en esta coexistencia. Es aquí destacable aquella escena
del casamiento entre los chicos, un casamiento que para la normativa seria
totalmente invalido, pero que importa la normativa si lo que importa es la
evidencia personal, con un significado
absoluto para ellos, que es finalmente lo único importante.
También se hace presente un
discurso sobre la normalidad. De cómo Sam quiere en un momento ser llevado a un
centro de niños para ser “normalizado”, para eliminar esa enfermedad maldita de
la anormalidad. El desenlace de la cinta
se centra en el abandono de esta opción, la vuelta al origen físico de los
chicos y su integración a la comunidad y no exclusión por su condición. En este
proceso, se ven evidentes luces de cambios, una luminosidad de que se contagia
y que esta sobrecargada de comunicación, del compartir, del amor y finalmente de
cómo tras cada caída hay una enseñanza en evidencia para cada uno….
"Esa disposición del actuar de solamente existir, esta presente en esta
pequeña obra sobre tres seres que deambulan por un espacio fantasmagórico,
repleto de luces artificiales que iluminan áreas discretas con tonos rojos
verdes y fucsia fluorescente, en carreteras y recovecos infinitos, por la urbe
misma. Y es en ese ambiente del que se alimenta una historia de nostalgia, de
nulo control sobre el tiempo y como este se burla de nosotros, nos supera, y
nos pone en aquella condición de nostalgia eterna, de acto ridículo de actuar
para intentar revivir lo muerto, o bien para hacer de acto agónico. Pero una agonía
con felicidad, un acto al amor y a la libertad, de esa libertad referida al
solo existir y nada mas que existir y que al hacerlo sin estar consiente de
aquello se esta contradiciendo a todo un sistema de dominación y autoridad,
contraparte de dicha libertad"