domingo, abril 08, 2007





"Hable con Ella"

de Pedro Almodóvar





Pedro Almodóvar es uno de los grandes directores del cine español y de todos los tiempos, que tras una excelente filmografía ha sabido imponer un nuevo canon en los temas y técnicas del cine contemporáneo.

Las cintas de este director por lo general presentan una característica, en cuanto a su estructura, que consiste en que cada elemento sea único y apartado (los actores, las actuaciones, la escenografía, el montaje, y por sobre todo la música) pero que a la hora de juntarlos se unan de manera simbiótica y exacta, como una gran orquesta de músicos que sin importar que cada uno de los integrantes toquen armonías distintas, la esencia total va a satisfacer a cada propósito de cada instrumento tocado.

Almodóvar siempre le a dado mucha importancia a los personajes que conforman su obra, llenándolos de beneficios y emocionalidades que conllevan las principales temáticas que abordan sus películas, y que son una “idea” imperecible, eterna e inmortal. Tal como lo dice el lugar común, “Pedro Almodóvar sabe mucho mas de las mujeres que de cualquier hombre”. Y es porque necesariamente los tópicos abordados requieren de una figura femenina, y por supuesto, de actrices que sean capaces de acarrear tal cantidad de sentimientos e ideas, llevadas cabo por musas como Carmen Maura o Penelope Cruz (pero como todo buen artista, posee excelentes excepciones, como la cinta a analizar en esta ocasión)











Escena de la película "La flor de mi secreto" (1995)


Los guiones llenos de encanto, humor, y un lenguaje poético admirable, presentan características que transforman al cine de este director en único. De vez en cuando, elementos tales como las malas actuaciones, los empobrecidos diálogos, y las situaciones falsas, no son más que factores agregados a propósito por Almodóvar, que recrean el sabor artificial de sus films. Un cine trasgresor, con mucha critica social, el cual constantemente desarrolla argumentos en el ámbito del anti-poder del falo, de los medios de comunicación, y principalmente enfocado al cuestionamiento de las tradiciones eclesiásticas y occidentales. Pero que no requiere de la violencia para alcanzar dichos objetivos, sino que de la parodia: los actos de violencia son siempre paródicos.















En su película catalogada como más transgresora, “Tacones Lejanos” (1991), la violencia aparece solo como una referencia.


El volver al origen y al principio de las cosas de manera cíclica, una sofisticada y a la vez macabra ciudad de Madrid (si Roma era de Fellini y Nueva York de Woody Allen, Madrid es de Almodóvar), son algunos de los tantos elementos que conforman el pequeño universo propio de Pedro Almodóvar. Y también son características de una de sus grandes películas actuales y de todos los tiempos. Una gran síntesis de todas sus entregas anteriores, creando la gran esencia básica de toda su filmografía. Así que, por favor, simplemente, Hable con ella....


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Benigno: Hable con ella, cuénteselo.

Marco: Ya me gustaría a mí, pero en este estado no puede oírme.

Benigno: No crea, el cerebro de las mujeres es un misterio. Y en este estado más...


Se abre el telón. Pina Bausch destruye hasta los corazones menos apelmazados, bailando siempre desenvuelta en la templanza, y finalmente representando los tópicos de la vida y escalando un espiral sensorial, para terminar cayendo bajo las nubes. Lo impresionante, es que Bausch abre las puertas de las narraciones más trágicas, pero a la vez más conmovedoras que ha dado a luz la historia del hombre; Las historias de Marco (Darío Grandinetti) y Benigno (Javier Camara)

Sus vidas se entrecruzan en un hospital, donde las mujeres que "aman" (Lydia para Marco y Alicia para Benigno) se encuentran hospitalizadas y en estado de coma. Marco, es un periodista profesional, que a los ojos de cualquiera ya ha alcanzado un cierto estándar de vida, y que visto de manera externa cualquiera quiere alcanzar. Pero diversos hechos pasados, como la ruptura con su mujer anterior, y la separación total de sus hijos, lo sepultan en un autismo social, y lo incapacitan de volver a realizar lazos afectivos. Esto, es tanto para el como para los demás, al estar privado del lenguaje, herramienta que permite la existencia real en la actual red de relaciones sociales.











Es con Benigno, un ser rebalsado de sentimientos y necesidad de dar amor, en donde se produce un verdadero choque de ideas, que permite romper el duro caparazón de Marco. Una amistad que influencia muy poco a Benigno, pero que da un nuevo sentir, y un despertar de un coma artificial a Marco, dando comienzo a una nueva vida al final de todo, al final del cansador viaje que llevaba hasta ese entonces.

La falsa inocencia, y la desordenada entrada al mundo de los vicios y placeres humanos, introducen a Benigno a sumergirse en nubes puras blancas, engatusado por incrédulos credos, por la ilusión de ser feliz siquiera por un momento de su vida. Si es necesario, pasar a llevar y explotar hasta su propio corazón. Pero cuando se piensa que ya las cosas han llegado al fin, el apogeo termina y simplemente, el olvido hace lo suyo. Y si el placer es el único significado que tiene la palabra "afecto" para Benigno, llegar a la muerte por ese objetivo solo es una patética frustración. Pero la ilusión siempre perdura. Y si es posible, su amor no correspondido, Alicia, se encontrara en el mundo de los sueños.

















Morir, crecer y vivir

La escasa comunicación de Alicia (Leonor Watling), no es para nada un impedimento para demostrar la belleza de su mensaje, que se expresa en su gestualidad y en la posterior auto creación de imágenes del espectador, que surgen al tener conciencia de ciertos tintes de la historia de este personaje (es una bailarina, admiradora del cine mudo, hija de padre viudo adinerado, y al parecer leía "La noche del cazador", de Davis Grubb).

Alicia vive en una melodía interior. Su vida siguió llena de colores y vida, a pesar de estar luego en un estado de coma. "La bella durmiente", hundida en si misma, tocada y manipulada por cualquiera, existiendo con una falsa moral, y sucumbida en una inocencia que llena sus ojos de oscuridad. Pero que después de algunos años, dichos ojos vuelven a iluminarse, esta vez llenos de esperanza. Todo esto deja la eterna interrogante de la existencia y el que hacer humano, si realmente se vive, o simplemente estamos ocupando un espacio innecesario, no de los demás, sino que dentro de nosotros mismos.


















Y si hablamos de Lydia (Rosario Flores), jamás se quedaría atrás. Su idea de honor y orgullo, basado en su virtuosismo en la plaza de toros, la transforman en una mujer que aparenta en el fondo de su ser valentía y vulnerabilidad. Sin embargo, su extraña fobia y temor a las serpientes, y hasta cierto punto de su propia profesión, dan una eterna contradicción a su vida. Y también a este rito ancestral español, en donde tanto los hombres como las mujeres están insertos al mayor de todos los miedos: El temor a la muerte.

Lydia satisface al público demostrando sus habilidades en la pista, y satisface a Marco, ofreciéndole su amor reconfortador. Las ganas de cumplirle a la gente que quiere y a la gente que la observa, crea una desesperación y desequilibrio de orgullo, que en Lydia no es más que seguir superándose solo con respecto a las pupilas de los demás.






















La influencia innegable del cine europeo se ve representada en la eliminación de fronteras entre la ficción y lo real. Mientras observamos las vidas de Benigno, Alicia, Lydia o de Marco, estamos frente a verdaderos estudios de la moral humana. Los cuales se expresan sin inconvenientes, y que se desarrollan en la mente de cada espectador durante el tiempo. Es por eso que las actuaciones dentro de esta película juegan un papel primordial.

Como también la comunicación. Siempre va a estar la necesidad de ser querido por alguien, y no de uno querer a alguien. De esa manera, la dependencia y la espera de una respuesta de un interlocutor inexistente, refleja todas las actitudes y posturas que debería tomar un ser en coma, trasladadas a la persona que espera dichas respuestas.


Rompiendo cristales


Dentro de esta obra, encontramos varias representaciones y expresiones de arte, dentro de la misma. El espectáculo dancístico de Pina Baush, que abre y cierra la película (obras "Café Muller” y “Mazurca Fogo” respectivamente), da la interpretación de que la cinta esta encerrada en un espectáculo teatral (en los limites de la tragedia y la comedia), y nos demuestran además la especial sensibilidad del arte de esta destacada bailarina contemporánea.

Otras expresiones, son la hermosa interpretación de Caetano Veloso de la canción “Cucurrucucú Paloma”, que recrea sin lugar a dudas el momento de mayor ternura en el film. Y por supuesto, la reinterpretación visual de una obra de cine mudo llamada "Amante menguante", interpretada por Fele Martínez y Paz Vega, una hermosa alegoría de las pretensiones del personaje de Benigno con Alicia.

Extracto del "Amante menguante"


Estas representaciones, son el tranvía que permiten desarrollar diversos recursos narrativos, y que desenvuelven las tramas a partir de los sentimientos de cada espectador en particular. Es por eso de que en “Hable con ella”, "ver" cine es algo que nos remonta al alejamiento de lo local, al translado de nuestros cuerpos hacia lugares distintos, pero que al final nos lleva hacia el mismísimo centro y núcleo de todas las cosas.


















(…)


El lenguaje y los afectos han llegado al máximo nivel de superficialidad. "Conocer", es cosa del pasado. Los modelos culturales ya nos han impuesto todos los prototipos posibles existentes, y la sociedad que ha creado estos prototipos, no los rechaza. Sino que los adopta, y se mezcla con ellos, creando una forma de vida e existencia muy particular. Es por eso que, la realidad, al fin y al cabo, es solo una mascara. Pero esa mascara no es para nada perfecta, y tiene muchas partes trisadas. Entonces, puede que pasemos toda una vida en la oscuridad, pero siempre al final todo se va a arreglar, y sin duda la felicidad existe.

Es como si pasáramos toda la vida en estado de coma, y una vez que abrimos los ojos, hinchados de tanto dormir, nos encontráramos con esa pretensión que estábamos buscando. (*) -“Es difícil de decir que el mundo en el que vivimos es realidad o un sueño”-. Pero la esperanza siempre esta, y lo relativo permanecerá por lo menos como satisfacción, en los cuerpos de tal vez todos los seres que habitamos en este mundo….















(*) Frase de la película “Hierro 3”, del director coreano Kim Ki-Duk

Vínculos:

Página oficial

1 comentario:

BUDOKAN dijo...

La verdad que muy completo el informe sobre Almodovar desde un lugar distinto. Muy completo, acerca de mi película preferida de él es "Hable con ella". "Carne Trémula" me resulta muy interesante porque podría considerarse como una ruptura dentro de su filmografía. Saludos